Aproveché los últimos días de San Mateo para irme a
los siempre sorprendentes Picos de Europa, esta vez me he centrado más
en la parte cántabra.
Una de las cosas que más me ha soprendido del viaje
es que a pesar de ir en un mes en el que los montes no suelen estar muy
verdes (empieza el otoño, no ha solido llover mucho...) me he
encontrado con toda la zona a tope de verdor, incluso
la hierva, que suele ya estar muy amarilla en estas fechas me la he
encontrado en prados muy verdes.